Cuento del inmigrante griego - 2da parte



Sabbas y los otros peones vivían hacinados en un galpón de la chacra, dormían en catres de cuero y el frío, por las noches les calaba las carnes. Y así pasó un año y otro y otro... lo que ganaba no le alcanzaba para ahorrar y cada vez veía más lejos la posibilidad de traer y casarse con su novia.



Mientras tanto, allá en Rodas, la angustia de Eugenia aumentaba día a día, las cartas de Sabbas no le alcanzaban para calmar ese llanto que brotaba de su ojos pardos, tenía necesidad de verlo, sentirlo a su lado, acariciarlo, besarlo y expresarle todo el amor que por él sentía.

Las tardes y las noches se le hacían interminables, el llanto inundaba sus mejillas de lágrimas y la luz de la luna que entraba en su cuarto a través de la ventana, la descubría abrazada con ternura a su almohada. No obstante su pena, nunca descartó la idea del casamiento con Sabbas y fue así que se dedicó con ahínco a preparar su ajuar de novia.

Le gustaba coser y bordar y entonces con cada trozo de género hacía una pieza más para su casamiento. Manteles, carpetas, frazadas, blusas, sábanas, etc. ¡no le faltaba nada!



Y mientras tanto en Argentina, Sabbas había dejado de trabajar en el campo y con los pocos ahorros que pudo realizar se trasladó nuevamente a Buenos Aires, y junto con dos compatriotas griegos alquilaron una pieza, y con la esperanza en su pecho salió a buscar trabajo. No le fue fácil, apenas balbuceaba el idioma español y el único oficio que conocía era el de peluquero.

Por fin un amigo lo llevó a trabajar de mozo a un restaurante y allí se quedó casi tres años y comenzó a vislumbrar la posibilidad de enviarle el pasaje a Eugenia.

Habían transcurrido ya seis años desde su partida, el recuerdo y las ganas de estar con su novia lo atormentaban día y noche, veía correr los años y quería casarse, tener hijos. Estaba cansado de esperar y fue así que decidió entonces trabajar también los fines de semana, es decir sábados y domingos, en un cinematógrafo, vendiendo golosinas. Esa labor le permitió, al cabo de cuatro meses, acelerar la compra del pasaje para traer a Eugenia.

continuará..



La compu está en la enfermería ..  Buen fin de semana .. Nos vemos !!

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COMENTARIOS

9 comentarios:

Montse. dijo...

Con tantas ilusiones se van a trabajar a otros paises, pero la realidad que encuentran es otra, esperemos que esta historia tenga un bonito final, sino sera como la de tantas personas qu se sienten fracasadas.

Cantares dijo...

Ay! que suspenso!!!
Espero que las cosas que le esperan sean buenas.
Besos

Regina Castejon dijo...

Recorchilis 6 años, debe ser un sentimiento de impotencia, cuando abrazaba su almada quien sabe que pasaba por su croazón, po lo menos ahora tiene un mejor empleo. Un fuerte abrazo mi querida amiga

Dean dijo...

Espero que tenga un bonito final, no como la historia de muchos inmigrantes.
Un saludo.

La Gata Coqueta dijo...

Fantasías

¿A que huelen los versos?
a jazmín y primavera...

¿A que huelen los suspiros?
A ensueños de verano...

¿A que huelen las caricias?
A espigas recién cortadas...

¿A que huelen las sonrisas?
Al embrujo de los besos...

¿A que huelen los sueños?
A fin de semana a tu lado...

¿A que huelen los colores?
A romero y espliego rozándose...

¿A que huelen las auroras?
A esperas y anhelos...

¿A que huelen las melodías?
A gozos y sombras de amor...

María del Carmen

Primavera dijo...

Seguiremos esperando la continuacion.
Espero que te curen rapido el ordenador.
Feliz fin de semana
Primavera

Eyna dijo...

Buen día Balovega, estoy impaciente por saber el final, tendrá final feliz?, ojalá, el amor que habita en ellos debiera tener su recompensa pero la vida es tan dura!!, un abrazo.

Tinta Roja dijo...

Que llegue a buen termino.
Un beso

Un par de neuronas... dijo...

Jolín, con las novelas por entregas...

Decir "espera" es un crimen,
decir "mañana" es igual que mataaaaaa...

(Aute)

Besitos y te mando una tirita para el ordenador!!

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