El Caiman - parte final


Monsieur Bonón, que era el único que iba armado de una vieja escopeta de chispa, en cuanto lo divisó, requiriendo todo su valor y ante la respetuosa admiración de sus convecinos, dispúsose a la ejecución del acto heroico que había de librar a la naciente colonia de tan molesto como peligroso enemigo. Levantó el arma, apuntó sin que el pulso le temblara y alzó el gatillo presto a martillar, mas ¡OH prodigio! Al ruido que hizo, volvióse lo más rápidamente que pudo el animal, y al darse cuenta de que lo iban a fusilar a quemaropa, todo angustiado gritó con voz perfectamente humana:

- ¡No tires, Monsieur, que soy tu amigo!

Los compañeros del francés, aterrorizados ante el caso imprevisto, diabólico, sobrenatural, de que un caimán hablara, salieron de estampía, en precipitada fuga, tomando cada uno por donde pudo, sin parar hasta encontrarse en sus respectivas casas, y aseguradas las puertas con doble tranca.

Bonón, que no se asustaba fácilmente y que era poco dado a creer en artes diabólicas, hubo de darse cuenta que el cocodrilo no era auténtico y que bajo su dura piel se escondía alguien de carne y hueso que no le era desconocido. así que, bajando el arma, limitóse a responder:

- Ya te conozco, caimán...

El extraño suceso hubo de intrigar por mucho tiempo a los laboriosos y pacíficos colonos, son que lograran saber a ciencia cierta si se trataba de un verdadero caimán que hablara como hombre, o de un aprovechado prójimo que se fingía para con mayor impunidad apoderarse de lo ajeno.

No somos nosotros los que, a tanta distancia, estamos en condiciones de esclarecer el asunto. Pero si podemos declarar que merced a los esfuerzos de Don Luis Juan Lorenzo y a los buenos oficios del mousierito Don José Capote, el famoso caimán no volvió a molestar a los vecinos. Cierto, de tarde en tarde, en tanto el núcleo de población no se extendió por aquella barriada, se notaba la ausencia de alguna que otra ave o res, pero tales fechorías, según malas lenguas, las llevaban a cabo caimanes de paso, amigos de apoderarse de lo ajeno.


Buen fin de semana largo .. cuídense .. Nos vemos !!


(Tomado del Libro: "Tradiciones y leyendas de Cienfuegos", de Adrián del Valle 1919.

Share this:

, , ,

COMENTARIOS

12 comentarios:

josefina dijo...

Desde luego, Hay mucho aprovechado que se viste de Caimán o de lo que haga falta para apropiarse de lo ajeno.
Un beso y gracias por tu magnifica historia.

Montse. dijo...

Muy buen final, hay muchos caimanes humanos, que devoran al que está más abajo y se apropian de todo, hasta dejarte sin sangre. Sigo teniendo respeto al caiman ,animal, jejej.besitos.

Jose Jaime dijo...

Un buen texto, un placer leerlo.

Abrazo

Dean dijo...

Eso sería lo mejor para todos los animales, que hablaran a aquellos que les van a matar y de esta forma se librarían de ellos. Bonita historia.
Un saludo.

Ricardo Miñana dijo...

Excelente texto en tu relato amiga Balovega
un placer pasar por tu bonito blog.
que tengas una feliz semana.
un beso.

Canoso dijo...

Ahora que está completa es una excelente historia, con varias lecturas. un fuerte abrazo, Balovega

ordago13 dijo...

Curiosisimo blog¡¡
Infinitas gracias por visitarme, comentarme y hacerte seguidora.
y sobretodo por escuchar mi programa de radio¡¡¡

Me queda la duda de como llegaste hasta mi blog
lo encontraste en google?
alguién te hablo de el?
fue através de otro blod?

Me veras de vez en cuando por aquí

Mundo Animal. dijo...

HOLA AMIGA ESTA GENIAL EL RELATO, QUE TENGAS UN BUEN DIAA, ABRAZOSSSS CHRISTIANNNNN

Bruni, Carla, ¡¡of course!! dijo...

Cuanto caimán en los juzgados, en las empresas, en...

¡HOLAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!

Gracias por tus ánimos en tu comentario

Un besazo

María dijo...

Impresionante y bello el ojo del caimán, me gusta tu blog, gracias por tu huella en mi blog.

Me quedo entre tu blog.

Un beso.

Amig@mi@ dijo...

Jajaja, inesperado y curioso desenlace...
Me gusta la foto del ojo.
Un abrazo

MFe dijo...

buff... conozco a más de un caiman!!!
Genial historia!

Un besote y buen finde largoooooooooooooo!!!!

Publicar un comentario